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Mexico
3 min read

Juárez

Juegos de palabras y doble sentido son características del poeta Luis Miguel Aguilar. El poema “Juárez” se refiere, tanto al padre de la patria Benito Juárez (1806-1872), como a Ciudad Juárez –el lugar más peligroso del mundo.

Credits Texto: Luis Miguel Aguilar March 09 2013

Se sabe desde hace años y sexenios:
Si entre los muchos Méxicos de México
Hubiera que inclinarse por un México,
El mejor de los Méxicos posibles
Sería sin duda el México de Juárez.

Mentes capaces, rectos hombres públicos,
Resistencia y desastre de invasores,
Respeto a todo culto, La Vía Laica,
Enmiendas de progreso y Hombres Leyes;
Lo vimos en los libros; estaban en el México de Juárez.
Pero no estoy pensando en ese México;
El México al que aquí yo me refiero
Es en efecto al México de Juárez.

Luego volvimos a verlo en otros libros:
Masas insalubres, mortandad, indios reprimidos, asaltantes, sobresaltos políticos, errores en la Hacienda, festín del latifundio, democracia irreal y desfondada, epidemias, supersticiones y atavismos coloniales, escarnio de la ley y zapatos liberales puestos con calzador a todo un país: estaban en el México de Juárez.
Pero, si he de explicarlo nuevamente,
Yo no hablo de ese México;
Yo estoy hablando del México de Juárez.

Un solo machetudo de todo el paisanaje que retiró a los franceses
Vale más que la cargada de hombres públicos
Que siguieron a los brillantes hombres públicos
Que pudo ver el México de Juárez.
Las madres anémicas, el alcoholismo, la orfandad, los indigentes tirados en la calle; los albos senos de las bañistas de Flores, las naranjas agridulces de Altamirano; la quiebra del país, la deuda externa, las provincias revueltas, los malestares en el “cuerpo político”: estaban en el México de Juárez.
Pero no estoy hablando de ese México:
Estoy hablando del México de Juárez.

“Por eso estamos tan jodidos,” dice el chofer del taxi,
“Porque éste no es el México de Juárez.”
Hubo un tiempo en que mi madre, frente a algún mal, dictaminaba:
“Este desgraciado no podría hacer lo que hace
Si estuviera en el México de Juárez;
Y al México de Juárez se le caería la cara de vergüenza
Si reviviera y mirara lo que hace este desgraciado.”
Nos referimos al México de Juárez.

Lo veremos en los libros:
El peso, el gobierno, el cielo con esmog, la razón del Estado, las naranjas ácidas, el mismo reacio y machetudo paisanaje, las madres anémicas, los indio reprimidos, la deuda externa; todas las frases muertas, estas líneas, los indigentes, la criminalidad, el alcoholismo, el carnaval de la orfandad nacional, y los recuerdos, las lecturas, los muslos de María: hay que llevarlos al México de Juárez.
Del México de Juárez a otro México:
Del México de Juárez al de Juárez.

Si tengo un hijo, lo quiero al margen del esmog y la violencia, las noticias adversas, la criminalidad, los sobresaltos, las naranjas ácidas, el descuido paterno que le espera.
Llevaré a mi hijo al México de Juárez.
Viene una voz experta a disuadirme:
“Es que ya estás en el México de Juárez. Lo que te ocurre le ocurre a uno de los tantos habitantes en el único México a la mano: el México de Juárez.”
Pero, si he de explicarlo una vez más.
Sin que esto tenga ningún ánimo polémico,
Para decirlo todo sin ambages,
El México de Juárez no es mi México:
Yo me refiero al México de Juárez.

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