En su impactante artículo sobre la guerra contra el narcotráfico en México en este número de PEN/Opp, Ioan Grillo plantea esta desagradable pregunta: ¿Podemos realmente utilizar todo el material que tenemos sobre la violencia que le sigue al comercio de drogas? o ¿favorecemos a las organizaciones criminales al reforzar su propaganda de terror? La violencia está encaminada a atemorizarnos y hacernos callar. La sociedad ha de quitarse del camino y dejar actuar a los carteles. Refiriéndose especialmente a periodistas y escritores: escriban lo que queremos o no escriban sobre lo que queremos callar. Grillo lo ha descrito de manera brillante e inquietante en su libro El Narco (2011).

Lo que realmente atemoriza, desde la perspectiva de PEN, es que la libertad de expresión y de prensa en el mundo entero están expuestas a nuevas amenazas. Es un desarrollo que se ha reforzado los últimos años. En contextos muy diversos, desde Rusia y China hasta Turquía y Belorrusia se restringe la posibilidad de contar sobre la propia sociedad y discutir sus problemas. Ya sea que hablemos de dictaturas, pseudo dictaturas o democracias, el método para impedir una discusión libre parece en alto grado ser el mismo: dispárenle al comunicador. La cuestión es si esto no ha llegado a ser más patente en el México de hoy con su sombrío record de periodistas asesinados, que en cualquier otro lugar.

¿Cómo escribir sin formar parte de la guerra de información? La idea tras PEN/Opp ha sido desde el principio darle cabida a voces que hablan de la propia experiencia. En este número cuyo tema es la guerra mortal de la información en México les hemos pedido, además de a Ioan Grillo a otras personas que viven baja amenaza de muerte, que den su versión de lo que sucede. Aquí hay testimonios de periodistas que han estado expuestos a agresiones y secuestros. Contamos asimismo con el antecedente detallado de Darío Ramírez, director de la organización de libertad de prensa Artículo 19 en México, al igual que de la ex-directora de PEN Club México, Jennifer Clement. Publicamos también informes de lo que sucede en el lugar tal vez más expuesto de todos –Ciudad Juárez en la frontera con Estados Unidos.

Es interesante e importante notar que la perspectiva de los diversos escritores puede diferir. Quizá no tanto en cuestión de cómo se ve la amenaza –se trata del interés de los carteles criminales de silenciar o controlar la información, así como de la incapacidad de las autoridades estatales y federales de proteger a periodistas y a otras personas que trabajan por una información libre. No obstante ellos tienen diversas respuestas sobre lo que debe hacerse y sobre si en general es posible remediar la situación. ¿Dónde está la raíz de la violencia? ¿En la pobreza en sí? ¿En el acceso a armas de los Estados Unidos? ¿En la ausencia de medidas seguras por parte del estado federal?

Precisamente la diversidad de perspectivas es lo que da más esperanzas. Si la prensa de México puede seguir manteniendo una discusión abierta donde puedan presentarse diferentes perspectivas y difundirse nuevos conocimientos, significa que la violencia como método no ha funcionado. Es fácil decirlo, pero atreverse a vivir muestra gran valor. Al mismo tiempo sabemos que es el único camino a seguir adelante. A todos los que han participado y contribuido en este número de PEN/Opp les queremos dirigir un profundo agradecimiento.